Se incendió Clarín

De los mismos creadores de “Euforia popular por la recuperación de las Malvinas” y “Las Fuerzas Armadas ejercen el gobierno”, llega a la cartelera una ficción inédita que sorprenderá, incluso, al propio protagonista: “Murió Sandro”. No es truco. Y por fin perdió Crónica TV. Que no vaya a poner “primicia”, porque esta primicia sí que no la tuvo. Esta vez, como otras tantas, la tapa de Clarín no es un chiste de mal gusto; sólo lo parece. Haciendo click en la imagen vertical, similar a una tapa del suplemento espectáculos de Clarín, cualquiera podrá advertir que se trata, efectivamente, del suplemento espectáculos de Clarín. Filtrado en la web, por alguna desinteligencia, o por alguna genialidad, apareció insólitamente el homenaje despedida del Gran Diario Argentino a Roberto Sánchez. Rápido, muy rápido; velocidad periodística que no podía aguardar la lentitud de los inoperantes galenos que se disponían a transplantar los pulmones y el corazón del Gitano. “El Fuego inolvidable” se tituló el especial, bajo un paréntesis que asevera: (1945-2009). Y está bien, ¿no? Al fin y al cabo, si el suplemento del equipo campeón se cierra antes de la coronación, para no hacer esperar al bolsillo del hincha desaforado, ¿cuánto más delicado puede ser el resultado de un transplante o la muerte de un ser humano? No seamos extremistas, Che. Porque si para poder considerar ‘muerto’ a un tipo, ahora resulta que debemos esperar silenciosamente toooda la agonía, hasta que realmente deje de respirar, después también dirán que deberíamos haber esperado a ocupar las Islas Malvinas para anunciar su recuperación. Y así, todo sería un embole.

Distintas versiones aseguran que la resolución de publicar la muerte de Sandro no fue producto de un acto fallido, sino de un minucioso análisis desarrollado en las entrañas del multimedio. A partir de un testigo anónimo hemos podido acceder a la declaración que habría definido el debate, entre miembros del más alto rango jerárquico: “Man, si imprimimos los homenajes una vez que los tipos mueren, nos perdemos de vender el ejemplar que compraría el finado. En cambio, adelantando el asunto, hacemos la diferencia y se puede chapear con el derecho a réplica que le ofrecemos al muerto”. Otros, menos sarcásticos, aseveran que en realidad “la amenaza al negoción del papel prensa hizo temblar al monopolio y, por si acaso, se decidió adelantar todo lo que sería muertes”. Incluso, algunos ciudadanos comprometidos con la realidad desde la plataforma combativa de “TN y la gente”, reaccionaron ante las difamaciones por la iniciativa mediático-funeraria: “Si bien miramos Todo Necrológico, no vamos a aceptar de ningún modo que señalen a Confesore como autor intelectual del suplemento alegando que ‘seguro fue él, porque nunca pega una’”. Para mayor desconcierto, una fuente advirtió sobre la reacción inmediata suscitada en la dirección de la revista VIVA, que ahora evalúa su relanzamiento con un operativo de marketing que la anunciaría como MUERTA. Pero la verdad la tienen ellos, los incondicionales de siempre, críticos de Clarín y lo que Clarín les diga. Ellos, observadores, reflexivos, progresistas, aseveraron que “Clarín no miente: si dice que Sandro murió, Sandro murió. Y si Sandro dice que no, hay que matarlo por mentiroso”.
(No es Photoshop: hace click en la imagen para ver el suplemento con el que Clarín despidió a Sandro)

Quizá mañana, nos sorprenda una espontánea voluntad autocrítica que hasta ahora no hemos visto, ni siquiera en la sensatez de publicar la indispensable Fe de Erratas. No estarían mal unas disculpas, unas cuántas, o al menos unas disculpas digitales, una Fe de e-ratas. Pero evidentemente están preparando todo para un perdón histórico y, seguramente, la próxima tapa de Clarín dirá: “La inseguridad no cesa: ahora matan los periodistas”. O tal vez, “A Sandro lo mató Clarín, sin que se meta a ninguna villa”. Otra vez, nobleza obliga: habrá que aclarar que sí, no es la primera oportunidad en la que se escribe un texto necrológico antes de lo lógico. Porque, aparentemente, creen quienes venden que no importa lo que sienten quienes escriben y, mucho menos importa, qué sienten los familiares del ‘eje temático’. Simplemente, se escribe como si hubiera muerto, porque total sentir, no se siente nada. Y si no siente nada el que escribe, qué importa lo que siente el que no escribe. Bien pudo imaginarse Clarín el sufrimiento de Marta, una fanática que supuestamente dio su vida por Sandro, “hasta ayer”. La ventaja de salir a los kioscos ya, mañana, con la sangre fresca, con la lágrima redondita, con el cadáver fresquito, es la venta, y cuando la venta es la que vende, no importa que venda un cuerpo, siempre que vende los ojos. ¿Se podría esperar un día más, o dos días más, o una semana más, para publicar un homenaje a un muerto? No, mejor no; ¿a quién se le ocurre detener el vértigo de la desinformación para que un lector, además de leer, piense? Ya, ya, todo ya, todo ahora, todo ayer. Este suplemento atolondrado, desesperado, se escribió para vender la vida de Sandro cuando ya hubiera acabado. ¿Cuál era el apuro? ¿Cuál era la locura? Alta noticia tendrán si un día regresa algún difunto, pero por lo pronto, no hay demasiados indicios para temer que un muerto vaya a levantarse de ahí, donde siempre quedará disponible para la profanación mediática.
Habrá periodistas, sólo periodistas, entre tantos de los que somos responsables de este periodismo, de esta sociedad, ofreciendo una explicación que naturalice la realización anticipada, en pos de los tiempos, de sus tiempos, de qué tiempos. La idea no era que se filtrara, no. Pues bien: se filtró. Y tal vez sea una buena señal para empezar a pensar que no todo es lo mismo, que no todo va rápido, que no todo se vende. No es lo mismo una declaración explosiva que una camioneta explosiva. Ni un auto que un ser humano. Ni un campeonato que una muerte. No es lo mismo. Y ahora, que leerá su propia necrológica, qué lindo sería que Sandro nos permitiera entender a Maradona. Que el periodismo comprendiera que no hay musiquita para Cromañón. Que no hay clip para las inundaciones. Que no todo entra en una nota. Que la pesadez de la realidad no se lleva bien con la liviandad del mercado. Qué lindo sería, Sandro, verte mañana, en esta verdadera tapa de Fuego Inolvidable:

Fuente e Imágenes:

www.lapoderosa.org.ar

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